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Seguir comprandoMucho hemos hablado en las redes de Molie sobre las mil razones de dejar atrás los métodos convencionales para los días de menstruación y sobre cómo beneficiamos a nuestro cuerpo así como al medio ambiente sustituyéndolos por algo más ecofriendly, pero lo que nunca hemos dicho es cuándo el equipo decidió cambiarse a la copa, lo cual hoy he decidido contarles de viva experiencia una situación muy personal (que por cierto aunque no lo crean, es difícil contarles) del por qué lo decidí y porqué hoy ha sido la mejor decisión que pude haber tomado.
Hace unos meses, sino es que el año, viví la situación más horrorosa que jamás en mi vida había experimentado y a su vez creo la más vergonzosa, viví el tan temido Síndrome de Shock Tóxico a consecuencia de un tampón.
Anteriormente, el tampón era lo que más utilizaba en mi ciclo menstrual y jamás lo ví como algo que pudiera ocasionarme algún daño, al contrario, lo veía hasta como un confidente en mis días de ida a la playa, al gym, en todas mis actividades cotidianas, hasta que un día dejó de serlo.
Era otro día normal, mi alarma había sonado para hacer el cambio de tampón (soy muy olvidadiza, por lo que uso recordatorios) y todo era lo mismo de siempre. Pasó la semana y comencé a sentirme mal anímica así como físicamente, por la temporada creí que era una gripa y el maldito Mercurio retrógrada, por lo que no le di mucha importancia.
Siguieron pasando los días y me sentía cada vez peor, los dolores de cabeza, el estado de ánimo, la molestia al caminar incrementaba con el paso del tiempo, seguí sin darle más importancia… hasta que una noche estando de romántica con mi novio, tuve un sangrado muy extraño, no estaba para nada en mis días ya que habían concluido diez días atrás, y era extraño porque no era ese rojo intenso y no tenía siquiera el olor a sangre, era un olor muy peculiar, fuerte y bastante desagradable, por lo que me asusté como nunca. Mi novio preocupado me preguntó qué era lo que ocurría y fue cuando decidimos ir con mi ginecóloga.
Como creo se dieron cuenta al inicio de este texto, no solía ser muy responsable con mi salud, estaba necia con que me iba a esperar a la quincena para ir a verla y demás pretextos. Afortunadamente mi novio no es así y me insistió en ir a verla. Llegó el día de la cita y todo iba bien durante la misma, hasta que me dice,
“¿Cuándo fue tu última menstruación?”, a lo que le dije que hace diez días había
terminado, y ella continua, “Es que estoy viendo algo muy extraño dentro”, ahí, mi mente empezó a volar. Encontró algodón, restos de un tampón que estaba dentro. No les cuento ya lo demás, pero de verdad fue lo más espantoso, no tenía cara para verla, estaba como el nombre del síndrome, en shock. En
fin, pasa todo y volvemos a su escritorio, mi gine preocupada me comentó que mi cuerpo estaba reaccionando ante el Síndrome de Shock Tóxico y que el esperar más tiempo pudo infectar todo el útero, ocasionando que se complicara la infección hasta llegar a morir por ella (les juro que esto último no es drama).
La consecuencia de este resto de algodón tan indefenso, no solo provocó malestares como nauseas, dolores de cabeza y cuerpo cortado, además fue terminar hospitalizada porque mi cuerpo no reaccionaba al medicamento, siendo esta la cereza del pastel.
¿Moraleja? A veces no medimos el peligro en cosas tan indefensas como un tampón, la desinformación, el que no nos importe tanto nuestra propia salud y aunque una sea la persona más metódica con la higiene íntima, no eres exenta a ser una víctima de una situación como la que les cuento.
Hoy en día puedo decir que aunque no fue fácil usar la copa los primeros días y fui un desastre total, la considero mi mejor aliada para mi menstruación y que nunca más volveré a vivir lo que viví.
Si tienen alguna duda sobre este síndrome, acérquense con su gine de confianza y nunca, nunca pongas tu salud en manos a un eclipse lunar o un planeta.